Dios no bendice al
incrédulo y al desobediente.
La
incredulidad y la desobediencia deliberada a la voz de Dios, lejos de atraer
consecuencias de bendición, trae una vida desgraciada. La Palabra de Dios es
clara al respecto. En cuanto a la incredulidad: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si
oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación,
en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me
probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté
contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han
conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de
incredulidad para apartarse del Dios vivo”. Hebreos 3:7-12. En cuanto a la desobediencia: “Porque
si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la
verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación
de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que
viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere
irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare
al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue
santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que
dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor
juzgará a su pueblo. Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo”. Hebreos
10: 26-31.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario